Hay muchas personas que, conociendo mi trayectoria profesional y las actividades públicas que realizo, piensan que mi gran pasión son los barcos y la historia marítima. Si bien en parte esto es cierto, he de confesar que mi gran pasión, lo que más me llena y me hace gozar es el modelismo, tanto el modelismo naval como el miniaturismo militar y el coleccionismo de figuras a escala y soldaditos de juguete. Pocas cosas me hacen sentir tan feliz como pasar una fría tarde de invierno en mi pequeño taller, montando, pintando o restaurando figuras y soldaditos.
He jugado con soldaditos y colecciono soldaditos desde que era un niño. Ha sido una pasión, a veces casi una obsesión, a lo largo de toda mi vida. Muy de niño comencé a disfrutar de la afición con los indios, cowboys y soldaditos de plástico de las diversas marcas españolas existentes en los años 60 en nuestro país. España, como potencia juguetera, ha sido uno de los grandes productores mundiales de figuras de plástico pintadas o decoradas, que es como se decía en aquella época. Los soldaditos de plástico son los herederos de los antiguos soldaditos de plomo, un juguete precioso pero no al alcance de todo el mundo. Eran considerablemente caros; un lujo únicamente al alcance de niños ricos o de familias con cierto poder adquisitivo.
El aspecto más caro en la producción de soldaditos de juguete era la cuestión de la pintura, sin duda. Hubo intentos en el mercado británico, sin mucho éxito, de fabricar máquinas que pintaran los soldaditos pero no prosperaron. En España la cuestión se solventó de una forma muy ingeniosa: las grandes marcas enviaban partidas de soldaditos sin pintar a familias que buscaban tener unos ingresos adicionales como ayuda a sus economías domésticas. Aparte de los soldaditos, les proporcionaban pinturas e instrucciones para pintar las miniaturas. Fue un sistema que permitió mantener unos precios muy competitivos en el mercado juguetero nacional e internacional.
Poco a poco la aparición de los juguetes electrónicos, el cambio de los gustos de los consumidores y el enorme incremento del precio de la mano de obra de pintar los soldaditos de juguete provocaron que el interés en los mismos decreciera de forma muy notable y poco a poco fueron desapareciendo de las jugueterías y quioscos. Los soldaditos de juguete pasaron a convertirse en piezas de colección sólo disponibles en establecimientos especializados y en tiendas de modelismo y a precios únicamente al alcance de adultos.
En mi caso particular se dio la circunstancia de que en los últimos meses de mi niñez pintaba y transformaba mis indios y cowboys. Utilizaba los esmaltes de uñas de mi madre o las pinturas al óleo de mi padre. También las pinturas sintéticas de su taller de bricolaje y luego los dejaba secando en los radiadores de mi casa que, con frecuencia, mostraban manchas de pintura en su superficie para irritación de mis padres. Unos años antes, con siete añitos, descubrí la existencia de las maquetas de plástico. En Málaga, muy cerca de mi casa, existía una tienda de maquetas que visitaba con frecuencia para adquirir aviones, barcos, tanques y otros modelos que montaba con mayor o menor fortuna y con los que solía jugar batallando con mis amigos. Descubrí también, dentro de este mundo del modelismo y miniaturismo la existencia de unos kits de plástico (posteriormente también de metal o resina) de soldaditos de la Segunda Guerra Mundial a escala 1/35 (unos 54 mm de altura) y también a 1/72 (unos 20 mm de altura) en los que encontré la continuación de mi pasión por los soldaditos de juguete.
Desde entonces hasta hoy, durante unos 50 años, he coleccionado figuras y soldaditos de juguete sin interrupción durante toda mi vida. En mi opinión, y en la de muchos otros amigos coleccionistas y modelistas, nuestro hobby es una cuestión de buen gusto, una actividad muy minoritaria donde prima la estética y la belleza de esas pequeñas esculturas que son los soldaditos de juguete o las figuras a escala y miniaturas militares que, al menos en mi caso particular, me retrotraen a los momentos más felices de mi infancia, a las frías tardes de noviembre, diciembre y Navidad que me pasaba recreando combates ficticios, y afortunadamente poco sangrientos, entre indios, el 7º de caballería, cowboys o los famosos cascos azules de Comansi. Más allá de los recuerdos o de la educación sentimental que en nuestras vidas ha entrado de diversas formas, los soldaditos de juguete y las miniaturas militares constituyen una cuestión de buen gusto porque en medio de una sociedad en la que se prima la vulgaridad y la ordinariez (no hay más que ver las redes sociales y los programas de televisión) los soldaditos de juguete constituyen un hobby que nos permite, en cierto modo, admirar una rara forma de belleza, una artesanía pretérita que durante décadas alimentó la imaginación de millones de niños en todo el mundo. Es además un hobby realmente enriquecedor desde el momento en el que coleccionar soldaditos es una afición que conlleva la adquisición de libros y publicaciones de uniformología, fabricación y pintura de figuras, historia militar así como el visionado de películas y documentales históricos que nos permiten imaginar a nuestras pequeñas figuras en acción. De igual forma, el coleccionismo de figuras a escala y miniaturas militares es una actividad que trasciende fronteras y que nos permite conocer a otros coleccionistas de muchos países extranjeros. En ese sentido las redes sociales sí que han sido importantes.
Dicen que los adultos cambiamos los juguetes que tuvimos de niños por otros de otro tipo. En mi caso no es cierto (salvo por mi coche, claro está). Los soldaditos de juguete y las figuras a escala siguen siendo una parte muy importante de mi vida. Cuando estoy con hobby, con mis figuras y soldaditos, el tiempo se detiene y los problemas se olvidan. Durante esas horas de ocio en las cuales estoy clasificando mis soldaditos, restaurando algunos, pintando figuras o, simplemente jugando a la guerra mientras reconstruyo batallas históricas sobre un tablero cubierto de cientos de soldaditos, vivo en otra dimensión que me hace disfrutar otra vez con alma de muchacho y los problemas de cualquier índole quedan relegados al olvido al menos durante unas horas. Lo curioso es que hay personas que nos ven a los amantes de los soldaditos de juguete y figuras como bichos raros. Tengo más de un amigo (unos pocos en realidad) que han tenido que dejar el hobby por presión de sus parejas, algo que nunca entenderé. En mi particular caso hubo también una pedorra medio analfabeta (eso sí, con una licenciatura en psicología) que me advirtió que deshiciera mi colección porque yo coleccionaba soldaditos por tener alguna tara en mi niñez. Lógicamente de quien me deshice fue de la amistad de esta señora.
Pretendo con esta web, aparte de cómo es lógico mostrar mi colección y compartir conocimientos y experiencias con otros coleccionistas, divulgar el hobby en todos sus aspectos muchos de los cuales no suelen ser tratados en otros portales web de figuras y soldaditos. Hablaremos de libros de soldaditos, tanto de libros técnicos sobre pintura y montaje como de libros específicos de diversas marcas, periodos históricos o tipos de soldaditos. Daremos también un repaso a publicaciones periódicas y a catálogos explicando su importancia y utilidad. Recomendaremos cientos de libros sobre uniformología, una disciplina esencial para el coleccionista de figuras y soldaditos y daremos un repaso a un buen montón de películas de guerra o temática histórica que siempre son fuente de inspiración para cualquier coleccionista. Tendremos también una sección mostrando el trabajo de grandes pintores de batallas y otra para el box art, las ilustraciones de las cajas, algunas de las cuales son una verdadera preciosidad. Publicaremos reportajes fotográficos sobre la reproducción de batallas en miniatura, lo que se suele conocer como wargames o juegos de guerra y también sobre las actividades de las asociaciones que se dedican a recrear uniformes y batallas históricas. Completaremos el recorrido con lugares de interés, campos de batalla, tiendas y web de coleccionismo y algunos artículos técnicos dedicados a cómo restaurar y reparar soldaditos así como algunos artículos dedicados a marcas relevantes o a algunos periodos históricos de mi interés.
Espero que os guste la web y disfrutéis durante vuestra visita
Fernando José García Echegoyen